El rio que nos lleva, por JAL (José Antonio López Guerrero)

Siempre me ha gustado la comunicación más que a un tonto una tiza. Algo lejano queda ya aquel niño de 12 años que se ponía a escribir y explicar rudimentarias fórmulas químicas a sus compañeros de barrio, en mitad de un “bote bolero (¿o era volero, por volador?), un resca o el juego de dola”. Años más tarde, como emigrante en Hannover (República Federal de Alemania) hice muy buenas migas con Don Jesús Castañeda, profesor de ciencias y medio padre. Cuando él faltaba a clases, me llamaba para pedirme que las diera yo. Curiosamente, mis propios compañeros me confesaron que estaban más a gusto –y que se enteraban más- con mis explicaciones…

Pero demos otro pequeño salto, hasta 1981, ya de vuelta en España, cuando las emisoras radiofónicas empezaron a emitir durante toda la noche. Participé, junto a algunos amigos, en varias cadenas –cadena Madrid o Ser- con pequeñas actuaciones interpretativas y alguna que otra explicación incipiente sobre temas científicos…

Otro saltito. Final de carrera en la Autónoma, posdoctoral en el Centro de Investigaciones Biológicas; un 2º posdoc en el Centro Alemán de Investigaciones Oncológicas, en Heidelberg, -ya Alemania, a secas- antes de volver a mi plaza de Profesor Asociado y posterior Titularidad. En 1983, septiembre, me incorporé al Centro de Biología Molecular –posteriormente CBM Severo Ochoa-. Aunque no es mi intención hablar de mi trayectoria científica –no toca-, sí comentar que ya desde el principio empecé a participar en alguna que otra actividad divulgativo-social: mostrar el CBM a alumnos de Secundaria. Actividad que ha ido incrementándose hasta la fecha, con unos 30 Centros e IES que acuden a nuestras instalaciones anualmente en unas 15 visitas guiadas y coordinadas directamente por mí.

Alguna que otra charla en y para colegios o institutos de secundaria –BUP y COU, en la época-, participación en cursos de actualización temática para profesores también de secundaria y otras pequeñas actividades de divulgación acompañaron mi periplo investigador y docente.

Tras tres años de estancia germana (1993-1996) fui a reincorporarme al CBM en una fecha para el triste recuerdo colectivo; el asesinato, en febrero, del profesor Tomás y Valiente. Continué con mis visitas guiadas cada vez a más y más Centros e IES, con mis cursos de actualización docente a profesores también de secundaria y con mis seminarios y debates a diferentes colegios. Por cierto, siempre me ha gustado mucho la “farándula”: teatro, televisión –como PozueloTV-, radio…

Y mientras tanto, fui poniendo ladrillos en mi chabola curricular. Además de empezar con proyectos de investigación propios, en 2001 conseguí la soñada plaza funcionarial –profesor de microbiología-. Eso sí, al contrario de lo que sería lógico, o como ocurre en otros países de nuestro vecindario, la plaza no llevaba adjudicada un lugar físico donde trabajar –mucho menos un mínimo apoyo económico… “para arrancar”. Poco después de conseguir mi flamante plaza me vi sin investigación que llevarme a la cara y cargado de clases. Entonces, se me abrieron de par en par las puertas de la divulgación. En 2002 me ofrecieron escribir mi primer libro de difusión científica sobre transgénicos; poco después llevarían los otros: células madre, tesis de rebeca, sé lo que ocurrió… Al mismo tiempo, fue aumentando mi presencia en los medios: el chipirón de la ciencia, en radioutopía y, a partir de 2003, Radio Nacional de España. Entré en la Casa de la Radio y… hasta ahora. De RNE, Radio 1, he pasado a Radio 5 y una colaboración periódica en Radio Exterior…

El resto, creo, es bastante conocido a través de mi web: certámenes de cultura científica, congresos –ESOF2008-, visitas, charlas, cursos de verano, colaboraciones en prensa (El Cultural, Tecnociencia…), Internet (Weblog y Mi+dTV de Madri+d), radio y más libros. Asimismo, mi dedicación a la divulgación fue reconocida por el ex-rector de la UAM, Ángel Gabilondo, creando la Unidad de Cultura Científica de la UAM –UCCUAM- y nombrándome su director -2006-2009-. Actualmente, continúo con las mismas actividades que desempeñaba en la UCCUAM, fomentando la cultura científica, pero dirigiendo el Departamento de Cultura Científica del CBMSO.

No me cansaré de repetirlo, como bien saben todos aquellos que me dan la oportunidad o me acercan un micrófono a menos de 12 millas náuticas: la dedicación a la cultura científica de los investigadores no se tomará en serio hasta que la Administración no haga lo propio valorando, evaluando y reconociendo –social y económicamente- tal dedicación. Mientras tanto, mientras que la evaluación científica gire únicamente en torno al valor del índice de impacto de los “papers” y la productividad divulgativa sea “aquello” que hacen… los que no tenemos otra cosa mejor que hacer, poca implicación de los productores científicos cabría esperar. Pocos puentes Poyata-Sociedad facilitarán la comunicación social de la ciencia. Casos como el mío (pura pasión por la divulgación)… son el chocolate del loro…

Pero, mientras tanto; mientras llega el esperado reconocimiento que desde la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) se comenta como punto positivo de la inminente Ley de la Ciencia, por pasión… que no quede.

 

José Antonio López Guerrero (JAL):  Soy profesor titular de microbiología (Departamento de Biología Molecular) en la Universidad Autónoma de Madrid, investigador –dirijo un pequeño grupo sobre neurovirología- y Director de Cultura Científica del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa. Además de mis obligaciones docentes e investigadoras, colaboro con diferentes medios de comunicación: prensa (El Cultural), radio (Radio 5, Radio Exterior de España, Radio Utopía), TV (Mi+dTV). Finalmente, soy autor de 8 libros de divulgación y más de 100 artículos entre científicos y también difusión científica.

This entry was posted in Uncategorized and tagged , , , , , , , , , , , , . Bookmark the permalink.

Comments are closed.