Tengo cinco motivos para hacer lo que hago, por Erika López

Dice el informe de vida laboral que nos envía gentilmente la Seguridad Social que llevo ya quince años dedicada al periodismo. No tienen ni idea: los periodistas nacemos así, periodistas. Preguntamos, desciframos, traducimos, investigamos desde pequeños. En realidad, pues, llevo treinta y cinco. Siempre supe que quería tener esta profesión, y os voy a intentar transmitir mis motivos.

Motivo primero: fascinación. Aunque al principio me fascinaba la política, fue a raíz de asistir a ruedas de prensa de dimes y diretes y tras oler las cloacas que hay bajo los partidos políticos cuando salí huyendo despavorida. No quería formar parte del circo. Por aquel entonces, me tocó entrevistar a un científico, geógrafo: Martí Boada. Le conoceréis. Salí fascinaba por su forma de ver el mundo, por su sabiduría y cómo  la transmitía. Cuando llegué al periódico para el que trabajaba, me dijeron “¿qué tal el ecologistilla que has entrevistado?”. En ese momento supe que iba a ser una eterna incomprendida, pero que quería dedicarme a esto, a la divulgación científica.

Motivo segundo: reto El segundo a quien entrevisté para hacer un reportaje fue a Carlos Herrera Maliani, experto en Ecología Evolutiva de la Estación Biológica de Doñana. Me habló de interacciones planta-animal y de multitud de cosas que yo apuntaba para buscar luego en el diccionario. Después de pasarle el borrador y corregírmelo infinitas veces, me dijo que no merecía la pena, que lo dejásemos, que era muy difícil transmitir sus investigaciones. Fue un jarro de agua fría para mí. En ese momento lo tomé como un reto: tenía que comprenderlo y hacerlo comprender. A partir de entonces, no iba a ver ciencia que se me resistiese.

Motivo tercero: mestizaje. Cuando le comenté hace poco a mi tutora de EGB, a quien encontré por Facebook, que me dedicaba a la divulgación científica, se llevó las manos a la cabeza. Yo era una chica de letras, brillante, que sabía de memoria los versos del Romanticismo. ¡Cómo era posible! Le expliqué que precisamente por eso es para mí el trabajo perfecto: por el mestizaje de ciencias y letras, porque ambas van unidas magistralmente en la divulgación científica. Y a mí personalmente nunca me han gustado las dicotomías.

Motivo cuarto: objetivos. Pienso que el trabajo de divulgador científico cumple un doble objetivo: por un lado, la ciudadanía conoce gracias a ti en qué se invierte su dinero público, qué investigaciones o proyectos se llevan a cabo gracias a sus impuestos. Por otro lado, está el fin último: contribuir a que la cultura de la gente incluya también aquellos conocimientos científicos sin los cuales, todos somos unos analfabetos. La cultura no es tal cultura sin su componente científica.

Motivo quinto; buena gente. Cuando llegué aquí, me dí cuenta de a que los científicos, los divulgadores, los periodistas que se dedican a esto les une algo muy importante: la sensibilidad y la preocupación por el mundo y las ganas de construirlo mejor bajo los cimientos de la ciencia. Que sí, que los hay que lo único que quieren es engordar currículums o egos. Vale. Y no lo critico, es lícito. Pero en la divulgación, créanme, son minoría.

Actualmente, desde La Casa de la Ciencia de Sevilla y el CSIC ayudo a hacer comprensible lo en principio difícil de comprender; a poner en marcha talleres a los que acuden 500 niños para aprender sobre química o arqueología; a escribir perfiles para mostrar el lado humano de los investigadores; o a organizar exposiciones para que el público aprenda ciencia. Pero, por encima de todo, y como decía Benedetti, intento construir “puentes indestructibles” entre la ciencia y la gente.

Erika López es Directora de Comunicación de La Casa de la Ciencia de Sevilla y de la Delegación del CSIC en Andalucía. Ha trabajado de divulgadora científica y ambiental en prensa y televisión; y le apasiona el trabajo en redes sociales y la ciencia 2.0. Es miembro de la Asociación Española de Comunicación Científica (AECC) y de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA).

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2 Responses to Tengo cinco motivos para hacer lo que hago, por Erika López

  1. Felipe Villegas says:

    Erika, y un millón de felicidades por esa dedicación, fascinación y pasión puesta negro sobre blanco. Me encanta que en un tiempo tan difícil para el periodismo siga habiendo compañeros y compañeras dispuestos a enfatizar lo que nos une a tantos: la vocación. Sin ella no se explicarían muchas cosas. Sin ella no se entiende por qué cuando a uno lo despiden por razones económicas o de otro tipo pero que no tienen nada que ver con el ejercicio de la profesión se venga abajo, se deprima, se aturda, se le caiga a los pies la autoestima más allá de las repercusiones económicas del desaguisado.
    Reitero: felicidades. No desfallezcas. Una de las misiones más complicadas que tiene ante sí el periodista es ‘traducir’ al común de los mortales lo que otros colectivos hacen. Y hay colectivos más fáciles de traducir que otros. Al que tú te enfrentas cada día es todo un reto, como bien subrayas. Hala, a seguirlo ‘domesticando’. Imagino que te deberán querer un huevo tus científicos por ello, aunque te hayan acusado más de una vez de simplista, de utilizar metáforas inconvenientes o que no reflejan al cien por cien lo que ellos hacen… Seguro que me entiendes. Y ay los titulares… Qué cruz para ellos y para nosotros. No hay nada más antiperiodístico que un título de ponencia de estos de 2 o 3 líneas… Ya sabes, lo de ‘la diáspora del…’ y palabros de ese cariz. Para eso estamos. Para eso estás. Y celebro que así sea. Y que dure.
    Besos.
    Por cierto, vaya foto linda la tuya. Y no es la primera que veo.

  2. Con este escrito, los periodistas y compañeros de Calvo Hernando han querido recordarle como aquel de quien “en tiempos anteriores al correo electrónico, cuando muchos dábamos nuestros primeros pasos en la divulgación científica, algunos mantuvimos una grata correspondencia en la que siempre encontramos palabras de aliento, consejos y materiales de reflexión”.