Yo me dedico a esto porque un sábado, allá por 1979, se me ocurrió ir a visitar a un primo mío. Allí conocí a su vecina, que trabajaba en una revista llamada Ciencia y Pensamiento. A mí, aquello del pensamiento me llamó la atención, porque había escrito un largo artículo sobre Nietzsche… en fin lo publiqué allí y acabé quedándome. Entré allí por el pensamiento y salí por la ciencia. La revista la dirigía Alfonso García Pérez, físico y periodista, primer responsable de ciencia en El País. Continue reading
El comienzo de un ilustrador, por José Antonio Peñas Artero
De la manera más tonta: yo estudiaba ingeniería agrícola porque de siempre me interesó la biología, pero estudiar Biología en los 80 era un camino seguro al paro. Empecé a dibujar para sacarme unas perrillas y cuando acabé la carrera ganaba más como ilustrador de lo que podría haber cobrado como principiante. Seguí dibujando pero el gusanillo de la ciencia nunca me dejó, y lo que estudié, más lo que aprendí por mi cuenta, me vino muy bien para especializarme en temas de divulgación. Una serie de casualidades y una larga afición por los dinosaurios me encaminaron a la paleoreconstrucción, pero me encuentro cómodo en campos tan dispares como humor, historia, genética, medicina, astronomía… En resumen, estoy aquí por una mezcla de casualidad, afición y suerte, mucha suerte, porque he podido hacer lo que me gusta y tratar con gente realmente brillante. Continue reading
‘Como casi todo, poco a poco y sin darme cuenta’, por Antonio Calvo Roy
Al principio, de hecho, no quería. Otras áreas del universo resultaban más atractivas, pero, en cierto sentido, estaba escrito. Al final, si uno no es muy listo o muy original, uno hace lo que ve. Sobre todo si lo que uno ve es divertido, absorbente, incluso apasionante. Y yo, la verdad, había visto eso desde pequeño, lo divertido y lo apasionante de este negocio. Así que, casi sin darme cuenta, me encontré metido en ello de hoz y coz, hasta las cejas. Luego conoces más gente, escribes y lees, haces amigos, escribes y lees, planeas cosas, escribes y lees, pones en marcha proyectos, escribes y lees, y sin darte cuenta han pasado otros cuantos años y ya, la verdad, no sirves para casi ninguna otra cosa. El veneno está en la sangre y lo que ves lo ves con esa mirada precisa. Sobre todo, lo he pasado bien, me he divertido mucho y sigue pareciéndome apasionante. Escribes y lees. Continue reading